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1886. “Informe producido por la Sra. Laura Mantecón de González ante la tercera sala del Tribunal Superior en el juicio de divorcio que sigue contra su esposo el Sr. General D. Manuel González”

$9,900.00

Primer Juicio de Divorcio en México

Agotado

Descripción

MÉXICO, Tipografía de J. Reyes Velasco, 1886

8º. 1 h., 164 pp., 105 pp. Holandesa de época, puntas con desgaste.  Forros originales al interior en papel color salmón. Sellos en tinta y seco “Luis García Pimentel” en portada y en página de título.

[Junto con]
“Recurso de Casación interpuesto por la Sra. Doña Laura M. de González contra la sentencia que pronunció la Sala del Tribunal Superior en el juicio de divorcio seguido contra el Sr. General D. Manuel González”.
MÉXICO, 1886.
152 pp. Conserva forros originales al interior en papel color salmón. Nombre “Luis García Pimentel” manuscrito en portada.

El presente ejemplar se conforma de las siguientes partes relacionadas:

  1. Anexos:  Demanda, Alimentos, Término Extraordinario, Prueba Testimonial de la Sra., Posiciones de la Sra.
  2. Sentencia
  3. Alegato
  4. Recurso de Casación (segundo libro)

Laura Fernández de Arteaga y Mantecón-Pacheco (1845 – 14 de diciembre de 1900) fue la esposa del general de división Manuel González, quien fue presidente de México de 1880 a 1884. Laura, era hija de una pudiente familia oaxaqueña; fue educada de manera notable. Contrajo matrimonio en 1860 con el viudo Manuel González; tuvieron dos hijos, Manuel y Fernando. Su esposo era dado a la vida crápula en los burdeles, y desde inicios del matrimonio, fue maltratada física y económicamente. También tuvo él múltiples aventuras con mujeres jóvenes y tuvo hijos fuera del matrimonio, que él mismo reconoció.

En 1885 Laura Mantecón presentó ante la 2ª sala del juzgado civil lo que sería el primer juicio de divorcio en México. Aunque ella redactó las pruebas presentadas ante dicha instancia, fue representada por Juan Cordero García Peña.                 ​

El general González cambió el Código Civil para perjudicarla en el juicio y también usó sus influencias como político y alto funcionario para comprar a la justicia y poner a los jueces del caso a su favor.

El proceso de divorcio entre Laura y el general González fue muy sonado; los documentos del juicio fueron escritos a mano por la señora Mantecón. En sus propias palabras, desde que se casó, muchas ocasiones tuvo que trabajar o pedir ayuda a sus familiares porque su esposo la tenía abandonada.​ En varias ocasiones, Laura presenció actos vergonzosos de su marido con las sirvientas de su casa. Esto fue agravándose y el esposo se empeñaba en volver transparentes los muros de su dormitorio. La esposa se quejaba de los vicios, pasiones y eróticos instintos del marido a quien lo devoraba el demonio de la lujuria.​ El general era irascible y de muy mal carácter; era indecente y grosero con ella en la intimidad y en público. La maltrataba y golpeaba causándole lesiones de importancia que la obligaron a acudir al médico.​ La exponía a peligros llevándola o mandándola por caminos difíciles y llenos de bandidos y desertores, en compañía de soldados rasos que no la respetaban. González acusaba a Laura de ser el principal factor de sus desgracias.

Manuel le negó a Laura entrar a su propia casa; y lleva a ese lugar a una de sus queridas. Para no afectarle a González en su carrera política, en lugar de proceder jurídicamente se separa en 1878. Por siete años, Laura vivió en otra casa y una vez terminado el cuatrienio presidencial de su esposo, en 1885 puso la demanda de divorcio. Durante su periodo presidencial, Manuel aprovechó su posición de alto funcionario para cambiar los bienes conyugales a su nombre y mandó a hacer cambios al Código Civil para impedir que Laura triunfara ante la situación.La reforma que Manuel González efectuó al código en 1884, hace algunas modificaciones destinadas a afectar a aquellas mujeres que como Laura, tuvieran el atrevimiento de querer defenderse de maridos abusivos como él. Laura Mantecón se atrevió; sola, sin apoyo y sin recursos, a pelear no solo en contra de las costumbres sociales sino contra un hombre poderoso y rico. La respuesta de González fue hacer todo lo que estuvo en sus manos para hundirla. La corrió de su casa, le quitó a sus hijos, la dejó sin medios de manutención y manchó su nombre.​ Laura no encontró ningún abogado que quisiera hacerse cargo de su caso, ni tampoco alguien que quisiera ser testigo en contra del acusado.​ Recurrió con su hermana, con su cuñado y con su compadre Porfirio Díaz y los tres se negaron.​ El juez de lo civil encargado del caso de la señora Mantecón fue comprado por González​ y por lo tanto, actuó a favor de éste. Valiente y decidida, Laura insiste ante la autoridad acudiendo a un tribunal superior. Con su letra redacta, nuevamente, los documentos. Lo que deseaba era separarse de él, pero tener acceso a sus hijos y a una pensión alimenticia.

Libro extremadamente raro en el mercado.